MARCA REGISTRADA
PRINCIPIO ACTIVO
FORMA FARMACÉUTICA Y PRESENTACIÓN
Caja con 30 tabletas
ACCIÓN TERAPÉUTICA
FÓRMULA
Alprazolam…………0.5 mg
INDICACIÓN TERAPÉUTICA
MECANISMO DE ACCIÓN
Se conocen tres subtipos de receptores benzodiazepínicos localizados en el cerebelo y corteza cerebral, los situados en el córtex (BNZ1), los receptores BNZ2 en la corteza cerebral y la médula espinal y los receptores BNZ3 en los tejidos periféricos. La activación de los BNZ1 induce el sueño, mientras que los fármacos que se unen a los BNZ2 ocasionan relajación muscular, actividad anticonvulsivante y afectan la memoria. Las benzodiazepinas se unen de forma inespecífica a los receptores BNZ1 y BNZ2 lo que exalta los efectos del GABA. A diferencia de los barbituratos que aumentan las respuestas del GABA manteniendo abierto durante más tiempo el canal del Cl-, las benzodiazepinas aumentan los efectos del GABA lo que permite mantener abierto el canal de cloro en células hiperpolarizadas y evitar una posterior excitación de las mismas.
FARMACOCINÉTICA
VÍA DE ADMINISTRACIÓN Y DOSIS SUGERIDA
La dosis óptima de alprazolam deberá ser determinada individualmente en base a la gravedad de los síntomas y a la respuesta individual del paciente.
En aquellos que necesiten dosis más altas, la dosificación se incrementará, paulatinamente, para evitar los efectos secundarios. Si se necesitan dosis altas, se incrementará la dosis que se administra antes de acostarse.
En general, los pacientes que no hayan recibido previamente medicación psicotrópica necesitarán dosis más bajas que los tratados previamente con tranquilizantes menores, antidepresivos o hipnóticos, o aquellos con antecedentes de alcoholismo crónico.
Se recomienda sea seguida la costumbre general de usar la dosis efectiva más baja para evitar el desarrollo de sedación excesiva o ataxia. Se debe reevaluar a los pacientes periódicamente y hacer los ajustes de dosis necesarios.
CONTRAINDICACIONES
Los pacientes que desempeñen trabajos que requieran vigilancia (trabajo con maquinaria, conducción de vehículos, etc.) deberán ser advertidos de la posibilidad de aparición de somnolencia o aturdimiento durante el tratamiento con alprazolam.
Han aparecido síntomas de abstinencia después de disminución rápida o supresión abrupta de benzodiazepinas, incluyendo alprazolam.
Por lo tanto, la dosis debe ser reducida gradualmente para evitar síntomas por una supresión rápida. Estos síntomas pueden variar, desde ligera disforia e insomnio, a un síndrome más importante que puede incluir calambres abdominales y musculares, vómitos, sudoración, temblor y convulsiones. Estos signos y síntomas, especialmente los más graves, son normalmente más frecuentes en aquellos pacientes que han recibido altas dosis durante un largo periodo de tiempo. Sin embargo, han aparecido también síntomas de abstinencia después de supresión abrupta de benzodiazepinas administradas a niveles terapéuticos. Por lo tanto, se debe evitar supresión brusca, y debe disminuirse la dosis gradualmente. Cuando se suprime la terapia en pacientes con trastornos por angustia, los síntomas asociados con recurrencia de crisis de angustia, se asemejan a menudo a los de supresión.
El medicamento debe administrarse con precaución a pacientes con depresión grave o con idea suicida y prescribirse a la concentración apropiada. Se han asociado trastornos por angustia con trastornos depresivos mayores primarios y secundarios y un aumento de la incidencia de suicidio entre pacientes no tratados. Por lo tanto, se debe tener la misma precaución al administrar altas dosis de alprazolam para el tratamiento de pacientes con trastornos por angustia como en caso de cualquier fármaco psicotrópico en pacientes deprimidos o en aquellos en los que se sospecha una ideación o planes de suicidio. En pacientes con trastornos de la función renal o hepática deberán ser observadas las precauciones habituales dado que el aclaramiento reducido del fármaco puede ocasionar su acumulación.
El alprazolam está contraindicado en pacientes con glaucoma agudo de ángulo cerrado que estén recibiendo un tratamiento adecuado.
El alprazolam debe ser empleado con suma precaución en pacientes con depresión respiratoria, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o apnea del sueño ya que puede exacerbar la insuficiencia respiratoria. En algunos casos, se han producido muertes en estos pacientes al iniciarse un tratamiento con alprazolam.
El alprazolam puede empeorar los casos de miastenia grave. Los pacientes con un Parkinson tardío pueden agravarse o pueden mostrar un mayor deterioro de su función cognitiva al ser tratados con benzodiazepinas.
Estas también pueden causar reacciones de incoordinación en estos sujetos que pueden empeorar su condición.
La administración del alprazolam puede exacerbar una porfiria aguda intermitente, por lo que se deberá administrar con precaución a pacientes que padezcan esta condición.
En ancianos, el aclaramiento del alprazolam se encuentra reducido. La semi-vida plasmática del fármaco aumenta hasta 16.3 horas en comparación con las 11.2 horas de los sujetos normales. Este retraso en la eliminación puede intensificar o prolongar los efectos del fármaco. De hecho, la administración de benzodiazepinas ha sido asociado a un aumento de las caídas en los ancianos, con un deterioro de las funciones cognitiva y motora más acentuado. Se recomienda comenzar con las dosis más bajas en esta población.
El alprazolam se clasifica dentro de la categoría X de riesgo en el embarazo. En diferentes estudios se ha observado un aumento en el riesgo de malformaciones congénitas asociadas con tranquilizantes menores (clordiazepóxido, diazepam y meprobamato) durante el primer trimestre de embarazo. Debido a que el uso de estos fármacos raramente es una cuestión de urgencia, deberá evitarse el empleo de alprazolam durante este periodo. Deberá considerarse la posibilidad de que una mujer en edad de procrear puede estar embarazada en el momento de instituirse la terapia. Las pacientes deberán ser advertidas de que si se quedan embarazadas, deberán comunicarlo a su médico, para determinar la conveniencia de suprimir el medicamento.
Lactancia: como regla general, no se debe iniciar la lactancia mientras la paciente está tomando el medicamento, puesto que muchos fármacos son excretados en la leche materna.
El uso de benzodiazepinas puede conducir a una dependencia. Esto ocurre, principalmente, tras la toma de forma ininterrumpida del medicamento durante largo tiempo. Para prevenir al máximo este riesgo deben tenerse en cuenta estas precauciones: La toma de benzodiazepinas se hará sólo bajo prescripción médica, (nunca porque hayan dado resultado en otros pacientes) y nunca aconsejarlas a otras personas. No aumentar, en absoluto, las dosis prescritas por el médico, ni prolongar el tratamiento más tiempo del recomendado. Consultar al médico regularmente para que decida si debe continuarse el tratamiento.
Al cesar la administración puede aparecer inquietud, ansiedad, insomnio, falta de concentración, dolor de cabeza y sudores. No se recomienda, en general, interrumpir bruscamente la medicación, sino reducir gradualmente la dosis, de acuerdo siempre con las instrucciones del médico.
La capacidad para conducir vehículos o utilizar maquinaria puede verse negativamente afectada por la sedación, amnesia, dificultad en la concentración y deterioro de la función muscular que pueden aparecer como consecuencia del tratamiento.
ADVERTENCIAS Y PRECAUCIONES
REACCIONES ADVERSAS
En pacientes con ansiedad y asociación de ansiedad y depresión, los efectos más comunes son somnolencia y aturdimiento/mareo. Estos efectos se presentan en el 1% de los casos.
Menos frecuentemente aparecen: visión borrosa, dolor de cabeza, depresión, insomnio, nerviosismo/ansiedad, temblores, cambios en el peso, deterioro de memoria/amnesia, trastornos de la coordinación, diversos síntomas gastrointestinales y síntomas propios del sistema nervioso vegetativo. Al igual que con otras benzodiazepinas, se han observado las siguientes reacciones: estimulación, agitación, dificultades en la concentración, confusión, alucinaciones u otros efectos adversos sobre la conducta.
Raramente se ha comunicado un aumento en la presión intraocular. Además, se han observado los siguientes efectos secundarios asociados al uso de benzodiazepinas ansiolíticas, incluyendo alprazolam: distonía, irritabilidad, anorexia, fatiga, disartria, ictericia, debilidad muscular, cambios en la libido, irregularidades menstruales, incontinencia, retención urinaria y función hepática anormal.
Las reacciones adversas más comunes en pacientes con trastornos por angustia son: sedación/somnolencia, fatiga, ataxia/deterioro de la coordinación, disartria, y menos frecuentemente: alteraciones del estado de ánimo, síntomas gastrointestinales, dermatitis, problemas de la memoria, disfunción sexual, alteración de las funciones intelectuales y confusión.
Incluso después de tratamientos de corta duración se presentan evidencias de dependencia fisiológica con síndromes de abstinencia. Estos pueden variar desde una disforia leve e insomnio a síntomas más graves con calambres musculares y abdominales, vómitos, sudoración, temblores y convulsiones. Las dosis más altas y el uso prolongado son los que ocasionan mayor dependencia. La discontinuación del tratamiento puede ocasionar un fenómeno de rebote con un pánico más severo que al inicio del tratamiento.
Se han asociado los siguientes síntomas a la discontinuación del alprazolam: percepción sensorial exaltadas, deterioro de la capacidad para concentrarse, disosmia, parestesias, calambres musculares, diarrea, visión borrosa y pérdida de apetito. También se han observado depresión e insomnio si bien estos síntomas se pueden atribuir a la condición subyacente. Si es necesario discontinuar el tratamiento, las dosis se deben ir reduciendo poco a poco para reducir al máximo los síntomas de la abstinencia.
En algún caso se ha observado un aumento de la bilirrubina y de las enzimas hepáticas acompañado de ictericia.
Sobredosis: las manifestaciones por sobredosis de alprazolam incluyen acentuación de sus propiedades farmacológicas, generalmente ataxia y somnolencia. Se recomienda inducir vómito y/o lavado gástrico. Como en todos los casos de sobredosis, la respiración, pulso y tensión arterial deberán ser controlados, adaptándose las medidas generales necesarias, tales como administración intravenosa de líquidos, ventilación pulmonar adecuada, etc. Como en el tratamiento de cualquier sobredosis, el médico deberá tener en cuenta que pueden haberse ingerido múltiples agentes.
INTERACCIONES
Otros fármacos que también inhiben la isoenzima CYP3A4 son la amiodarona, el amprenavir, cimetidina, dalfopristina, quinupristina, danazol; diltiazem, fluconazol, fluoxetina, indinavir, isoniazida, INH, itraconazol; los antibióticos macrólidos (por ejemplo la azitromicina, claritromicina, diritromicina, eritromicina y troleandomicina); mibefradil, miconazol, mifepristona, RU-486; nefazodona, nelfinavir, omeprazol, propoxifeno; quinidina, quinina, ritonavir, saquinavir, verapami y zafirlukast. El disulfiram y la fluvoxamina han mostrado también reducir el metabolismo hepático de las benzodiazepinas y del alprazolam aunque no afectan la isoenzima CYP3A4 tanto como los fármacos antes descritos. La coadministración de alprazolam y fluvoxamina aumentó las concentraciones plasmáticas del primero en un 100%, reduciendo al mismo tiempo el aclaramiento plasmático en un 49% y la semi-vida de eliminación en un 71%. Los pacientes tratados con alprazolam y alguna de estas medicaciones deberán ser vigilados para determinar una respuesta alterada a la benzodiazepina.
Los efectos sobre el sistema nervioso central pueden ser potenciados si se administran concomitantemente otros fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central.
Se han descrito efectos aditivos (aumento de la sedación o depresión respiratoria con los siguientes fármacos: butorfanol, nalbufina, pentazocina, fenotiazina, barbituratos, alcohol, entacapona, algunas antihistaminas H1 (por ejemplo, bromfeniramina, carbinoxamina, cetirizina, clorfeniramina, clemastina, ciproheptadina, dimenhidrinato, difenhidramina, doxilamina, prometazina, trimeprazina), anestésicos generales, tramadol, antidepresivos tricíclicos y otros ansiolíticos, sedantes e hipnóticos. Así, se han observado aumentos de las concentraciones plasmáticas de imipramina y desimipramina cuando se administraron concomitantemente con el alprazolam.
Los anticonceptivos orales pueden, igualmente, aumentar los efectos del alprazolam, ya que inhiben su metabolismo oxidativo incrementando las concentraciones plasmáticas de las benzodiapezinas en las que la oxidación participa en el metabolismo. Se ha observado un aumento de los niveles plasmáticos de alprazolam del 18% cuando se administró el fármaco con anticonceptivos orales.
En algún caso se ha observado una interacción entre la digoxina y el alprazolam, produciéndose una intoxicación digitálica. Esta puede ser debida a un aumento de las concentraciones plasmáticas de digoxina al interferir el alprazolam con su fijación a las proteínas del plasma o por un efecto sobre los túbulos renales reduciéndose la eliminación de la digoxina. Hasta que se disponga de más datos, se recomienda una cuidadosa vigilancia de los niveles plasmáticos de digoxina en los pacientes tratados al mismo tiempo con alprazolam.
El zumo de pomelo contiene una furanocumarina, la 6,7-dihidrobergamotina, que inhibe la isoenzima CYP3A4 en los enterocitos del tracto digestivo. Como consecuencia de esta inhibición, pueden aumentar las concentraciones plasmáticas y los efectos del alprazolam.
La valeriana (Valeriana officinalis) contiene sustancias que pueden interaccionar con las benzodiazepinas y otros fármacos que actúan sobre el sistema nervioso central. Se recomienda que los pacientes tratados con ansiolíticos, sedantes o hipnóticos se abstengan de consumir valeriana mientras se encuentren bajo tratamiento farmacológico.
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